La billetera sobre el velador, la chaqueta en el respaldo de la silla y el loro dentro la jaula cerca de la ventana.
El hombre, con los pantalones y calzoncillos abajo, abrazado a la almohada en un solitario frenesí.
La cama del motel crujiendo bajo su peso, y el loro preguntando: qué pasa ahí, qué pasa ahí.
El hombre lanza un grito desgarrador y el loro abre sus alas, golpeándolas contra las barras de la jaula, qué pasa ahí, qué pasa ahí.
El hombre se tiende de espaldas y se queda mirando fijamente la mancha húmeda dibujada en el cielo raso.
El loro, sin respuesta.
Muy visual. Me lo he imaginado como un pequeño corto. Muy bueno.
Me gustaMe gusta
sí, como una cámara, saludos estimado amigo
Me gustaMe gusta