Dame el despertar…
Dame el despertar de un nuevo día.
Y donde han descansado los leones
se levante la noche y ennegrezca los sueños
de acomodados señores que nos han acobardado.
Dame el despertar de un nuevo día.
Que el ángel Gabriel desenvaine su espada
y corte en pedazos las historias antiguas
de libros irremediablemente profanos.
No quiero la luz de otros
Ni sus prédicas ni sus rezos
Ni los caminos trazados
para olvidar a tantos míos sacrificados.
Dame el despertar de un nuevo día.
Ama a tus semejantes olvidados,
tragados por bocas voraces,
dueñas del dinero, la fama y la historia.
Despierte nuestra alma de sueños inducidos,
sueños aburridos y competitivos
iguales para todos y para muchos imposibles.
Dame el despertar de un nuevo día
Donde el verdugo muestre su rostro
Y la gente le tenga, en vez de miedo, lástima.
Tenga el sentimiento prioridad e importancia,
porque el Hombre es, ante todo, calor y sangre.
Tiene el poema, a mi parecer, un señalado matiz cosmológico que lo aproxima a lo sagrado, no sé muy bien como definirlo. Es hermoso. Un abrazo.
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